Parece que está de actualidad el escribir sobre el desfile militar que con motivo del Día de las Fuerzas Armadas se desarrolló el sábado 26 de mayo en la ciudad de Logroño, con la visita de Felipe de Borbón y su compañera Letizia y todo lo que aconteció en esta ciudad durante la semana. Por todo eso me atrevo a sumarme a esta ola de actualidad y hacer públicas mis reflexiones.
No voy a escribir sobre “Transformación, ocupación y consumo del espacio en Logroño” de los días previos al desfile que ya lo han hecho, y magníficamente, Eloy Bermejo por un lado y Edith Pérez con su Carta abierta de una vecina: «La otra cara del desfile antes y durante el mismo».
Tampoco lo voy a hacer analizando cuál es el objetivo final de un desfile militar, para eso mi compañero Andrés Barrio ha realizado un extraordinario análisis que podéis leer aquí: “Entre armas y desfiles”. Me voy a centrar en esas pequeñas cosas para algunas personas y tan importantes para otras, pero que nunca llegarán a ocupar las primeras páginas de los medios informativos. Por eso lo escribo aquí, en mi blog.
El día del desfile estaban previstas “4 bodas” en el Ayuntamiento de Logroño y, dado que el espacio del mismo donde habitualmente se celebran los enlaces estaba reservado para la recepción al ciudadano, Felipe de Borbón, su esposa , la Ministra de Defensa, el Ministro de Interior y todas las demás autoridades que acompañan siempre a estos personajes, el lugar de celebración de las bodas, se trasladó al “Espacio Lagares”, adelantándose también las horas de las celebraciones.
Llovía torrencialmente sobre Logroño a las 10’00 de la mañana, hora en la que comenzó la celebración de los matrimonios y en la que, a lo largo de la mañana, tuve el inmenso placer de participar como Concejal Delegado en los enlaces de José e Igor, de Eder y Leire, de José Manuel y Cristina y para finalizar el de Julio Luis y Virginia. Para todos ellos estoy seguro que fue uno de los días más importantes de su vida, que no olvidarán nunca y por supuesto que yo tampoco.
Cuando salí del Espacio Lagares y me dirigí hacia mi casa, para hacer las mismas cosas que realizo habitualmente me encontré con algunas personas que me preguntaban: “¿Pero no te han invitado al desfile? ¿No vas a la recepción de los Reyes? ¿Cómo te puedes perder el estar cerca de tanta gente importante? ¿No te gustaría estar aunque sea por curiosidad?”
Sí, sí estaba invitado al desfile, como todos los ediles del Ayuntamiento de Logroño pero las razones para no estar en el mismo se exponían perfectamente en el artículo de El Salto, “Asociaciones, sindicatos y partidos darán ‘plantón’ a las Fuerzas Armadas” en el que junto a otros colectivos, desde EQUO-Verdes de La Rioja y Cambia Logroño ya anunciábamos nuestra ausencia y personalmente para mí, la gente importante y que merecía toda mi atención estaba ese día en el Espacio Lagares, los contrayentes, los padrinos, madrinas, testigos, invitados y trabajadores del Ayuntamiento cumpliendo con su función, esas eran para mí y en ese momento las personas más importantes de Logroño. Esas personas que habían visto alterados sus horarios y celebraciones por el dichoso desfile.
Personalmente creo que hay que ser consecuentes con lo que uno defiende. Estoy totalmente en contra de la exhibición militar que se ha desarrollado en Logroño. Entiendo que desgraciadamente el Ejercito es algo de lo que no podemos prescindir de momento, pero el Ejercito debe estar en sus cuarteles y no para realizar una demostración de fuerza y un gasto superfluo para el “orgullo y satisfacción” de algunos dirigentes. Y todavía entiendo menos que se critique el gasto, pero se acuda al desfile y recepción para salir en las fotos.
Como republicano y demócrata, no reconozco a un Jefe del Estado que no haya sido elegido democráticamente, pero a pesar de ello, saludaría con el respeto que me merece cualquier persona, desde luego no con sumisión, al hoy Jefe del Estado si este acude a Logroño para conocer los problemas que aquejan a los logroñeses y logroñesas, que desgraciadamente son muchos, o si su visita tiene un motivo cultural, social o de otro tipo, pero no como Jefe Supremo de todos los ejércitos por ser hijo de su padre.