Guerra nuclear o reparto de la riqueza

El pasado 29 de febrero, escuchamos el discurso de Vladimir Putin donde lanzaba la advertencia de una posible confrontación nuclear que podría resultar en la destrucción de la civilización.

Desde diferentes partes del mundo, se están observando movimientos hacia un aumento en los gastos de defensa, la adquisición de armamento y, en algunos casos, la participación activa en conflictos. Las declaraciones del presidente Macron sobre el posible envío de tropas a la guerra en Ucrania también agregan otro nivel de preocupación a esta situación.

Es esencial considerar todas estas acciones y declaraciones como parte del panorama general de tensiones internacionales que podrían desencadenar consecuencias graves para la estabilidad global. La búsqueda de soluciones pacíficas y el diálogo son fundamentales para evitar escaladas de violencia y conflictos que afecten a la población mundial en su conjunto.

Estamos en un momento crítico, con una guerra en Europa y un genocidio en Extremo Oriente. ¿Quién se beneficia de ello? Cuando se busca al culpable ante un asesinato, se piensa en quién sale beneficiado. Por lo tanto, analicemos quiénes se benefician de lo que está ocurriendo a unos miles de kilómetros de nuestras fronteras, lo cual no solo nos perjudica a nosotros, sino a toda la humanidad.

Los principales beneficiados de mantener estos conflictos son, en primer lugar, las empresas dedicadas a la fabricación de armas, ya que les permite vender sus existencias, despejar sus almacenes de armamento obsoleto y producir y vender nuevas armas. Sin guerras, su negocio desaparece.

En segundo lugar, suelen ser las grandes empresas constructoras. Una vez que un territorio, sea cual sea, queda devastado, es necesario reconstruirlo, y en ese proceso no encontramos la misma solidaridad demostrada por diversas ONGs que han actuado en territorios afectados durante los conflictos, incluso arriesgando vidas de sus integrantes.

El último informe ARROPE de Oxfam International dice: Desde 2020, la riqueza conjunta de los cinco hombres más ricos del mundo se ha duplicado. Durante el mismo período, la riqueza acumulada de cerca de 5000 millones de personas a nivel global se ha reducido. Las penurias y el hambre son una realidad cotidiana para muchas personas alrededor del mundo.”

Toda la riqueza producida en el mundo proviene exclusivamente de dos fuentes: el trabajo y los recursos naturales. Si la mayor parte de la población mundial produce trabajo y los recursos naturales del planeta son de todos, ¿por qué existen tales desigualdades? ¿Dónde están nuestros dirigentes para poner fin a estas desigualdades?

Las grandes empresas, multinacionales, energéticas, bancarias, constructoras, etc., siguen acumulando beneficios escandalosos y se quejan de pagar más impuestos, mientras más de la mitad de la población mundial está en riesgo de pobreza, hambre, falta de vivienda, acceso insuficiente a la atención médica, educación y agua.

Incluso el Fondo Monetario Internacional, que no es sospechoso de  ser de izquierdas, ha considerado la idea de una Renta Básica. Por algo será.

Está claro que cuando una sociedad no puede cubrir sus necesidades básicas, se rebela. Al principio, emigra con la esperanza de encontrar un lugar mejor, pero cuando descubre que no es así y que además, los habitantes del lugar al que llegan los ven como amenazas, surgen conflictos. ¿Qué más quieren los que dominan el mundo? Sin embargo, permitimos que esto continúe. Que a mí no me toquen lo mío. O como decía Emilio Barco en un gran artículo Aquí cada uno va a lo suyo, menos yo que voy a lo mío”.

Por lo tanto, debemos abogar por la implementación de una Renta Básica Universal e Incondicional para que cada persona pueda vivir donde quiera y tenga garantizado el derecho a la vivienda, atención médica, educación, sustento y energía. De lo contrario, nos enfrentaremos a una guerra nuclear que diezmará a más del 50% de la población.

Para aquellos que duden de la posibilidad de implementar una Renta Básica Universal e Incondicional, existen numerosos estudios que demuestran cómo es posible hacerlo. Solo se necesita voluntad política, aunque es difícil esperarla de los poderosos de Davos, el G7, el G10 o el G21.

Además, en vista del cambio climático, es crucial destinar recursos a combatirlo. No sería suficiente basar la implementación de una Renta Básica Universal e Incondicional únicamente en la explotación de recursos naturales. Debemos recordar que estamos consumiendo más de lo que el planeta puede producir, por lo que es necesario reducir, reutilizar y reciclar para preservar nuestros recursos.

Dado que la lucha por la redistribución de la riqueza a todos los seres humanos no depende únicamente de mí, continuaré luchando por lo más cercano: más árboles, más áreas naturales, más biodiversidad y, sobre todo, menos coches en mi ciudad.

Publicado en el Periódico La Rioja el día 2 de Marzo de 2024

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