Son las 23’00 h. del día 24 de mayo de 2015, en las calles de Capitales de provincia, Ciudades y en todos los municipios españoles, estalla la alegría, al fin se ha conseguido, la ciudadanía vuelve a tomar el poder.
Los resultados electorales no dejan ninguna duda, las Asambleas Ciudadanas han conseguido la mayoría, tanto en las capitales de provincia, ciudades importantes y en las autonomías que también han celebrado comicios para renovar sus parlamentos.
Los dos grandes partidos, tanto PP como PSOE, han pagado en las urnas su alejamiento de los problemas reales de la ciudadanía. El primero de ellos, a pesar de que en el último año, ha intentado engañar a la ciudadanía, con una pequeña bajada de impuestos y la leve mejoría del empleo, diciendo que estamos en la senda adecuada para sacar a este país de la crisis, los votantes no han vuelto a caer en su trampa y no les han perdonado las mentiras, la corrupción del caso Bárcenas y el no cumplimiento del programa electoral con el que lograron la mayoría absoluta en las ultimas elecciones generales del 2011.
En cuanto al PSOE, la gente tiene memoria y recuerda que fue este partido el primero que comenzó con la reforma laboral, con los primeros recortes y que además impulsaron el cambio del Artículo 135 de la Constitución para garantizar el pago de la deuda, antes que los derechos de los ciudadanos.
Estas Asambleas Ciudadanas, compuestas por personas de la calle, involucradas con los problemas sociales de sus ciudadanos, de la gente de sus barrios, defensoras de los derechos a una Sanidad Pública eficiente, preventiva y universal, que apuestan por una Escuela Pública de Calidad, Igualitaria, Laica y Democrática, que han salido a la calle para defender el poder adquisitivo de los pensionistas, que han criticado los recortes en los salarios de todas las personas trabajadoras de este país, incluidos los recortes a los funcionarios, que se han manifestado en contra de los recortes de Servicios Sociales y de la Ley de Dependencia, que han hecho caceroladas, apagones y recogidas de firmas en contra de las subidas energéticas, de los desahucios, de las subidas de impuestos, que reclaman que se haga una auditoría de la deuda, para saber cual es la parte ilegítima que no hay que pagar. Estas personas han conseguido que la ciudadanía apueste por esta alternativa, donde la participación, el compromiso, la transparencia, la cooperación y la ética, son sus bases principales.
Los integrantes de las listas electorales de estas Asambleas Ciudadanas, han sido elegidos en primarias por todos los ciudadanos y ciudadanas que han querido participar en dicho proceso. Entre todas las personas se ha realizado el programa que van a defender, basado principalmente en la recuperación de los derechos perdidos durante estos últimos 7 años y la creación de una nueva sociedad, donde las personas sean lo primero.
Han firmado un compromiso de que su cargo estará siempre a disposición de la Asamblea y que nadie estará más de dos legislaturas. Tendrán una agenda pública y su puerta siempre estará abierta a la ciudadanía. Fomentarán la verdadera participación ciudadana con consultas directas y permanentes, haciendo que la sociedad recupere el verdadero sentido de la política y de participación en lo público.
¿Ficción, sueño, utopía? Solamente depende de lo que queramos las personas que vivimos, sobrevivimos o malvivimos en esta sociedad que han hecho: los especuladores, los corruptos, los malos políticos y la gente sin escrúpulos, donde es más importante el dividendo de la empresa, el sobre en dinero negro, el cargo del partido, el poder, que los verdaderos intereses de la ciudadanía.
Que nadie se olvide, que los que están dictando las leyes, esas leyes cada vez más restrictivas para los derechos de los ciudadanos y ciudadanas, tanto a nivel laboral, como asistencial, educativos, ambientales, sociales, son aquellos que, después se ven recompensados con altos cargos en Bancos, Empresas Energéticas, Farmacéuticas o grandes constructoras.
En el caso de no llegarse a constituir esas Asambleas Ciudadanas Electorales, que nadie se quede en casa cuando llegue la hora de votar y que vote aquellas alternativas que realmente están luchando por los derechos de la ciudadanía, que nadie se deje engañar por los cantos de sirena, de aquellos que llevan 30 años viviendo de la política y enganchados al carro, aunque cambien de siglas, lo que hoy nos prometen, cuando podían, tampoco lo hicieron . Hoy más que nunca hace falta una verdadera y pacifica revolución ciudadana.
¡JUNTOS PODEMOS!