Con Sentido de lo Común

El día 26 de mayo la ciudadanía de Logroño tiene una cita en las urnas para elegir alcaldía. Y va a ser una auténtica celebración por muchos motivos. Unos dirán que se trata del momento más importante de la democracia, cosa que no es verdad: la democracia se ejerce día a día, al ir a clase, al abrir la persiana de la tienda, al subir al autobús o al dar el beso de buenas noches a los hijos… o a los nietos.
Otras dirán que es un dichoso día de primavera en el que la corriente estatal va a acabar con un cuarto de siglo de gestión faraónica, privatizadora, a espaldas de las personas y del entorno.
En realidad para mí, como cabeza de lista de Unidas Podemos (Podemos Izquierda Unida y Equo) es también la celebración de que por fin nuestras tres patas programáticas, la social, la de la recuperación de lo público y la ambiental ha sido asumida por todas las formaciones políticas. O al menos eso dicen.
Pero va a ser que no. La izquierda, representada en la amplia coalición de unidad que la sociedad ha pedido durante años, sabe muy bien quiénes han privatizado lo público, quiénes han puesto el déficit por encima de la dignidad y los derechos de las personas, quiénes han usado la excusa del desempleo para olvidar las medidas de transición energética y de lucha contra el cambio climático que nos urgen, no ya solo para crear empleo y salvaguardar la salud de la gente, sino sencillamente para salvar nuestra especie.
Sabemos también que todos los que en campaña tienen en cuenta nuestros derechos, nuestro medio ambiente y nuestro patrimonio son los que luego te dicen que es inevitable el ajuste, el recorte, la falta de servicios. Mientras hacen una estación faraónica se olvidan de paseos, árboles, equipamientos, centros de salud, centros cívicos y todo tipo de servicios  y necesidades. Mientras piden que pase el AVE se olvidan de las necesidades de transporte urbano con núcleos de población casi aislados, desvertebrados, comunicados con la ciudad con frecuencias imposibles. Dicen en el PP que harán que el autobús sea gratuito para los jóvenes. ¿Qué mas da, si los festivos tienen que esperar media hora para ver un autobús? Cuesta menos ir andando. En tiempo y en dinero.
Nadie se pone a pensar de verdad en las mujeres, en las personas en riesgo de exclusión, en los colectivos que son aún ridiculizados o atacados por su condición, su elección sexual o su etnia. Seguimos teniendo una ciudad casi imposible para la diversidad motora. Solo la educación de la gente contribuye a paliar un poco la selva en que la desidia ha convertido nuestras calles, al servicio del automóvil y del ocio ruidoso.
En medio de este panorama nos preguntan por qué es necesario y urgente que Logroño declare la emergencia climática. Por qué el medio ambiente y no todo lo demás. Pues es de puro sentido común: porque declarar la emergencia climática implica luchar contra todo y todos los que están amenazando cosas que damos por supuestas: la salud de nuestro aire, abrir el grifo y que salga agua, el cuidado de las personas vulnerables, la protección de la economía de barrio, el transporte eficiente, pensado, diseñado con un mínimo de lógica. Defender lo público, recuperar lo (mal) privatizado y fijar las prioridades en que las personas no tengan que escoger entre la calefacción o el colegio de sus hijos; entre pagar la luz o comprar para comer.
Trabajar por la justicia ambiental y por la transición energética es pensar en empleos de calidad, es pensar en ecofeminismo, en la solidaridad (qué poco empleamos ya esta palabra) y en la pacificación de nuestra convivencia, lastrada por el coche y fija en el uso ciego de las tecnologías.
Claro que estamos en emergencia climática. Porque lo primero es respirar. Pero es de sentido común (de sentido de lo común) que la lucha ambiental, en nuestro Logroño es también lucha social, lucha por la inclusión. Lucha por poner a nuestra ciudad en la vanguardia del siglo XXI.
Pero no de boquilla. Con sentido común. Por eso esperamos tener el voto de la ciudadanía logroñesa.

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