¡Así no! Lo que hemos conseguido en este mes, desde el 15 de mayo, se puede venir abajo en unas horas. Todo el respaldo social, todas las simpatías despertadas entre la ciudadanía española y fuera de nuestras fronteras se puede volver en nuestra contra por cuatro descerebrados.
Si algo ha reflejado el movimiento del 15-M, ha sido su carácter pacifista, su no violencia. La protesta, la indignación, la reclamación de Democracia Real Ya, es para todos, no solo para nosotros y si somos demócratas también debemos respetar a los que piensan distinto a nosotros.
Lo visto ayer en Madrid, el acoso al Alcalde, y lo visto hoy en Barcelona, el acoso, insultos y agresiones a los parlamentarios también son motivos para indignarse.
Sabemos que solamente son un grupo minoritario, que la mayoría del movimiento de indignados somos absolutamente pacíficos, pero si no podemos controlar a esa minoría, evitar que provoquen a las fuerzas de seguridad, aislarlos de las manifestaciones, tendremos que plantearnos si merece la pena seguir con las protestas en las calles o buscar otras formas de mostrar nuestra indignación.